“¿Para qué existen los responsables? Para servir a los miembros. Su trabajo es esforzarse por la felicidad de las personas. El líder que se olvida de esta responsabilidad ya ha perdido la chispa vital de la fe y se encamina cuesta abajo hacia el abandono total de la práctica.
La Soka Gakkai no postula relaciones verticales entre los líderes y los miembros. Un líder es, simplemente, alguien que asume la responsabilidad y desempeña un papel central para que todo funcione armoniosamente.” (A.S. 862/864)
En teoría, éste es otro de los conceptos que, tanto miembros como responsables, decimos tener claro y sin embargo, no es tan así, porque de serlo, no hablaríamos de cargos dentro de la organización.
Frases como “Tiene tal cargo” o “tengo el cargo de…” están absolutamente naturalizadas y, de esa manera, estamos categorizando gente dentro de la organización, la cual sostenemos, es horizontal y democrática.
Una vez más se observa la contradicción entre lo que se dice, lo que se piensa y como se acciona.
Aceptar hablar de cargos, no es solo una cuestión semántica, es una cuestión de fe. Un “cargo”, dentro de la estructura que fuere, implica superioridad. Esa persona sabe más, es más inteligente, tiene mayor capacidad, no se equivoca tanto como yo u otro con cargo inferior o sin él, en definitiva, es más… ¿buda? Demás está decir que por este camino vamos derecho hacia la construcción de una organización verticalista y autoritaria, que solo generará sufrimiento a los miembros.
Si decimos estar de acuerdo con lo que Sensei afirma más arriba, respecto de para qué existen los responsables, tenemos que refutar entonces, nuestros propios conceptos erróneos. No hacerlo significa fomentar una organización en la cual dejan de existir la imprescindible confrontación de ideas y las apasionadas y genuinas discusiones acerca de qué es lo mejor para “mi organización” (grupo, distrito, área, etc.), pues simplemente nos limitaremos a escuchar pasivamente, lo que otro compañero, endiosado por mi, me dice acerca de qué tengo que hacer y cómo; no asumiendo mi propia responsabilidad, en este entramado armonioso que es la Soka Gakkai.
¿Por qué ocurre esto? Sólo por nuestra propia distorsión de la fe. Para un creyente del budismo de Nichiren Daishonin, la responsabilidad de su propia vida y de su fe es absoluta. No puede delegarla en nadie. No puede responsabilizar ni culpar a otros.
Las consecuencias de nuestra falta de reflexión acerca de éste punto, son muchas y todas ellas de suma gravedad para las personas y las organizaciones que ellas conforman.
“La fe es lo único que cuenta de verdad. Por muy alto que sea el nivel de responsablidad de uno en la Soka Gakkai, si no tiene fe, tampoco recibirá beneficios”.
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