El gosho enseña que si uno propaga la Ley, los tres obstáculos y los cuatro demonios aparecerán sin falta (Carta a los Hermanos) . Como ocurre casi siempre, una vez que hemos entendido una frase, pasamos a negar cualquier posibilidad de tener algo que ver con eso, de ser justamente nosotros a quienes se refiere el Daishonin y, por lo tanto, ponemos o buscamos esos "obstáculos" y "demonios" fuera, en otras personas, deslindando toda responsabilidad que pudiera concernirnos. Ésa, y no otra, es la principal causa de estancamiento, tanto en la organización como en la vida privada.
Se entiende que, una organización cuyo fin es el ser humano es, en esencia, una organización humanista… se entiende, aunque la realidad nos muestra que no siempre es así.
Si nos atenemos a la estricta Ley de causa y efecto, la falta de crecimiento de nuestro grupo, distrito o incluso la misma SGIAR, se debe a la falta de crecimiento de sus individuos y, porque estos individuos no lo hacen, no permiten el crecimiento de nuevos valores. De esta manera, comienza la temida burocratización a la que Sensei hace referencia en tantos discursos.
Una vez más, queremos reflexionar juntos desde este espacio: ¿quién tiene la "culpa" que esto sea así?, (ver "Función del responsable")
Cuando las personas no crecen, se estancan. Cuando se estancan, se alejan. Talvés algunos dejen que sus cuerpos concurran a los daimokus, o a los encuentros mensuales de los grupos, o a cualquier otra actividad; pero sus corazones no están ahí. Simplemente "cumplen", sin pasión ni compromiso. ¿Y por qué "cumplen"? quizás porque están convencidos que eso es lo que se espera de ellos, quizás porque no quieren ser interrogados acerca de por qué no, o quizás, porque no quieren ser reprendidos por sus compañeros…
Podría decirse que en una primera instancia, la gente no se aleja de la fe, sino de la organización cuando ésta se deshumaniza, cuando es más importante, por ejemplo: la estadística que la persona, la cantidad de ingresos que la persona, la actividad que la persona… es decir, cuando las personas empiezan a estar al servicio de la organización y no al revés.
Cuando se habla y se acciona desde un lugar de autoridad y no de reflexión, se terminan dando directivas en lugar de sugerencias, órdenes en lugar de aliento, desconsideración en lugar de empatía, control en lugar de confianza, y así podríamos seguir.
Si creemos en las palabras del Daishonin quien nos advierte a no buscar la Ley fuera de nosotros, pues estaríamos practicando otra religión, (Sobre el logro de la Budeidad), de la misma manera deberíamos creer que los tres obstáculos y los cuatro demonios son funciones que habitan en "mi" corazón y no fuera de él.