PRESENTACION Y PROPÓSITO

Orientaciones de Daisaku Ikeda (fragmentos)

La Soka Gakkai es una organización que, basada en los principios y en la filosofía del Budismo de Nichiren Daishonin, trabaja para concretar el gran deseo del kosen-rufu: la paz y la felicidad para todos los hombres.En este sentido, es la organización la que existe en bien de la gente, y no a la inversa. Por favor, jamás se olviden de este punto. […] Esto es lo que quiero pedirles especialmente, a todos, con la voz de mi corazón. Uno puede decir que la Soka Gakkai es un organismo que cobró vida y forma, específicamente, para hacer surgir la bondad fundamental del corazón humano, engrandecerla y fortalecerla. Sin la organización, no habría orden ni cohesión en nuestra labor. Una entidad dedicada al bien fortalece en el hombre la capacidad de trabajar hacia el bien, y promueve en sus miembros un crecimiento y una autosuperación sin límites. No frena el progreso de la gente ni la deja a merced de sus propias flaquezas, por el contrario, apoya el desarrollo de las personas, las encamina en un rumbo sólido hacia su felicidad y su crecimiento individual. En tal sentido, la organización es solo un medio ya que el fin es que la gente sea feliz. Por ello, aunque usemos el término “organización”, en realidad Gakkai es un conjunto de vínculos entre individuos. Y ésta es la razón por la cual la Soka Gakkai ha valorado y sigue respaldando a cada miembro sin flaquear. Si lo olvidáramos, terminaríamos construyendo una estructura opresiva y restrictiva para la gente. 
AS 862 / 864 

Nuestro propósito es llevar a la realidad el espíritu fundacional de la Soka Gakkai y contribuir a la reflexión e introspección como creyentes en algunas cuestiones claves, como por ejemplo: “¿Por qué no soy plenamente feliz tal como promete el gosho?”, “¿Por qué la organización está estancada?”, “¿Por qué no logro armonizar a pesar de estar orando por ello?”, “No planteo situaciones que me hacen sufrir porque me han orientado que no debo quejarme” etc. Para dar respuesta a estos y otros interrogantes, es necesario revisar algunos conceptos que hemos establecido como verdades, solo por el hecho que venimos repitiéndolas desde siempre, pero sobre las cuales no nos hemos puesto a analizar si es que concuerdan con nuestros pensamientos y acciones.


IMPORTANTE

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lunes, 23 de febrero de 2009

¿Qué es la Fe y cómo la fortalecemos?


Por Geoff Rohde, Sacramento California



¿
Qué tan importante es la fe en nuestra práctica del budismo?
De acuerdo con los escritos de Nichiren Daishonin, la fe es el requisito básico para disfrutar el sendero del Buda. También dice que nuestra felicidad depende de la fuerza de nuestra fe. Si alguna vez le dijeron – o usted ha llegado a la conclusión – de que la fe no es necesaria en la práctica de este budismo, por favor comience la difícil tarea de cambiar su punto de vista.

¿Qué es la “fe”? Mientras mucha gente equipara la fe con la religión o con una iglesia o doctrina específica; su origen del latín es mucho más simple: fe significa “confiar”. Durante los últimos 500 años, debido en parte a las atrocidades cometidas en nombre de la religión, la palabra fe ha sido con frecuencia asociada con adjetivos como “irreflexiva”, “fanática”, “poco científica” e “ignorante”. Con el punto de vista que actualmente prevalece, parece ser que la fe y la inteligencia no se mezclan. Nuestra tendencia moderna en contra de la fe (ciega) hace que la fe auténtica o genuina sea difícil de comprender. No necesitamos la fe ciega, sino una fe basada en la verdadera razón. De acuerdo con el Sr. Josei Toda, segundo presidente de la Soka Gakkai, toda acción humana está basada en alguna forma de creencia, sea ésta una doctrina específica, o en la ciencia y tecnología, en el consumismo, en el nacionalismo, el racismo, etc. Aún un hombre que hace alarde de su ateísmo continúa viviendo y actuando con base en alguna creencia. El Sr. Toda fue más lejos aún al establecer que todos los asuntos humanos son la suma de acciones basadas en la fe, aunque esta pueda ser una fe que se cuestiona con frecuencia, incluso disfuncional.

Ya que la fe fuerte es importante para nuestra práctica del budismo, y ya que la palabra fe ha sido tan devaluada, yo pasé años leyendo, orando y tratando de encontrar otras palabras, metáforas o términos para transmitir su importancia y significado.

¿Cómo se desarrolla la Fe?
La fe profunda, fuerte e inamovible, la fe que mueve montañas y cambia el curso de la historia, no llega simplemente. La fe se desarrolla en etapas, en forma muy parecida a la moralidad, a las habilidades cognoscitivas y el desarrollo psicológico. James W. Fowler, autor de Las Etapas de la Fe: La Psicología del Desarrollo Humano y su Búsqueda de Significado, describe las etapas de la fe de la siguiente forma:

1. Niñez Temprana (De 1 a 6 años). Los niños imitan a sus padres. Esto indica un lazo de confianza con los padres, trabajando con fantasía e imaginación en la forma adecuada de desarrollarse. Imagínense a un pequeño pegado a uno de sus padres o aventándose gustoso a una alberca donde le esperan los confiables brazos de su padre. Nichiren Daishonin algunas veces usa analogías como esta para ilustrar cómo debe ser la fe. Sin embargo, la mayoría de nosotros dejamos atrás esa confianza natural e instintiva muy temprano en nuestra vida, por lo cual nos es casi imposible ahora redescubrir esta calidad de fe.

2. Niñez Tardía. (de los 6 a los 12 años). La gente se caracteriza por tener ya un pensamiento literal y concreto. La autoridad está fuera de la persona en un grupo que incluye a maestros, dirigentes religiosos, amigos, parientes y algunas figuras de los medios. En esta etapa, creer que existe “un camino correcto” para hacer las cosas, proporciona un sentido de seguridad.

3. Adolescencia Temprana. (de los 12 a los 15 años). Esta etapa se distingue por un deseo de pertenencia, de lealtad, de armonía y conformidad. La gente en esta etapa disfruta de pertenecer a un grupo que tenga las mismas creencias. La autoridad (aún) está fuera de la persona que cree en una doctrina (o clero) o en su sistema de creencias. De acuerdo a lo que dice Fowler, la mayoría de los miembros de cualquier iglesia en los Estados Unidos de Norteamérica, opera en este nivel de fe.

4. Adolescencia Tardía y Edad Adulta Temprana. (de los 16 a los 20 o incluso los 30 años). Esta etapa se caracteriza por la experimentación así como por un creciente despertar interior, que con frecuencia nos lleva a desilusiones, dudas y a meticulosos cuestionamientos que desafían el orden establecido. Esto no equivale a perder la fe, ya que representa un esfuerzo positivo que hace el creyente por responsabilizarse de su propia fe. Esta voluntad de acabar con las dudas y las incertidumbres es determinante para la interiorización de una fe segura. La autoridad externa da paso a la integración interna.
Dudar de las verdades del budismo es algo natural, ya que estamos constantemente expuestos a las noticias y a la publicidad así como a las tragedias y sufrimientos públicos y privados. Pero lo que sí es importante es preguntar y resolver esas dudas, como lo sugieren los siguientes pasajes:
“...pregúntele lo que quiera saber sobre el Budismo. Si usted no plantea sus inquietudes no resuelve sus dudas, nunca podrá despejar las obscuras nubes de la ilusión, así como jamás podría viajar mil millas sin piernas. Pídale que le lea esta carta una y otra vez, y pregúntele todo lo que desee.” (Carta a Niike, Los principales escritos de Nichiren Daishonin, Vol. I, p. 266).
“Hay muy pocos que preguntan sobre el significado del Sutra en un esfuerzo por resolver sus dudas y así creer en él de todo corazón. No importa cuan humilde pueda ser una persona, si su sabiduría es aunque sea un poco mayor a la suya, usted debe preguntarle sobre el significado del Sutra. (Las catorce calumnias, Los principales escritos de Nichiren Daishonin 757).

5. Fe integrada y extensa. (de 30 años en adelante). Esta etapa de la fe se obtiene de la reflexión seria, de hacer la “tarea” espiritual y de asimilar las lecciones de las 4 etapas previas. Existe un profundo sentido interior de honradez, de libertad y de contento cuando los creyentes (re)construyen para sí mismos los pilares de su fe. Los valores y el comportamiento se centran en la honestidad, la responsabilidad, el servicio y de honrar estos principios en los demás. La gente en esta etapa se puede sentir identificada con gente de diferente raza, nivel socioeconómico o convicción ideológica. La Regla de Oro se lleva en lo más profundo; el creyente difícilmente se sentirá amenazada por las diferencias y será raro que vea a alguien como enemigo porque vive con la convicción de que todas las personas son sagradas.
“Cuando perciba que su propia vida es la Ley Mística, podrá comprender que ocurre lo mismo con la vida de los demás”. (Sobre el Logro de la Budeidad, Los principales escritos de Nichiren Daishinin, Volumen 1, p. 5).

6. La sabiduría y la universalización de la fe. De acuerdo con Fowler, esta etapa, incluye a aquellos pocos cuya fe conlleva el total compromiso con la presencia rectora de Dios o autoridad máxima; quienes viven en total armonía con el universo. La gente que vive una fe universalizada podría a voluntad desafiar a los sistemas políticos, sociales y hasta religiosos, que considere injustos.
No prestan atención a amenazas o al daño que puedan hacerles. Actúan sin malicia aún con quienes podrían frustrar sus esfuerzos. Por ejemplo, a unas horas del fallido atentado contra su vida, Nichiren Daishonin pidió protección ¡para los mismos soldados que habían tratado de ejecutarlo!
“Se me podría comparar con una polilla que se lanza a volar sobre el fuego, o con un ratón que se aparece frente a un gato. Soy como un animal que sabe que está en peligro, pero no presta atención. Sin embargo, arriesgo la vida en un acto de elección consciente; por lo tanto, yo, Nichiren, soy un hombre perverso”. (Las Espadas del Bien y del Mal, Los principales escritos de ND, Volumen 1, p 123).
Las personas en este estado de fe se convierten en la encarnación disciplinada del activismo. Están totalmente comprometidas en transformar el mundo presente de sufrimiento e injusticia en un Reino de Dios – o Tierra del Buda – de armonía trascendente. Aman la vida pero no están demasiado apegados a ella. Su indiferencia a la autoconservación y su habilidad para ayudar a los demás percibe lo trascendente en ellos mismos y en los demás y da a sus acciones un poder y un efecto extraordinario.
En su devoción a la compasión universal, ellos podrían ofender nuestro estrecho punto de vista sobre la justicia. Su habilidad para ver a través de los deseos mundanos y autodestructivos, con frecuencia amenaza nuestro sentido de propósito. Su amplia visión de la comunidad universal revela muy poco pensamiento nacionalista o tribal por lo poco familiarizados que están con eso. Sus iniciativas de liderazgo con frecuencia utilizan la no-violencia y el respeto por los oponentes. Por todo esto, con frecuencia terminan siendo mártires por la imagen que ellos encarnan.
La gente en este estado es rara. Se convierten tanto en ejemplos vivos como en creadores de una comunidad que incluye a todos los seres humanos. Otros son atraídos a unirse y apoyar a una persona así porque crea ambientes libres de las ataduras sociales, políticas, económicas e ideológicas que tenemos que soportar. Poseen una gracia especial que los hace parecer más lúcidos, más sencillos y de alguna manera más humanos que el resto de nosotros. Su comunidad es universal al punto en que valoran la diversidad porque ésta a la postre expresa la unidad universal. Están preparados para fraternizar con gente en cualquier etapa de fe o de cualquier otra tradición religiosa.
Fowler cree que la gente no busca alcanzar la sexta etapa de Sabiduría y universalización de la fe. Dice que en realidad estas personas son “unos cuantos elegidos; forjados en el fuego de la confusión y los problemas y posteriormente moldeados con el duro yunque del conflicto y la lucha”.
Muchos de sus escritos muestran que Nichiren Daishonin era este tipo de persona. Así también lo ha sido cada uno de los presidentes de la Soka Gakkai. De hecho, el presidente Daisaku Ikeda está constantemente alabando a los individuos profundamente compasivos de todas las naciones y credos quienes ejemplifican lo mejor de la humanidad. Nunca olvidemos que nosotros, también, podemos alcanzar este estado de vida. Necesitamos tener la confianza de que no existe en ningún otro lado sino dentro de nosotros mismos. Debemos reunir profundo valor, compasión, capacidad de resistencia y tolerancia y desbloquear las poderosas fuerzas del Buda y de la Ley mediante el fortalecimiento de nuestra fe y práctica.


En realidad, ¿en qué tienen fe los miembros de la SGI – discípulos de Nichiren Daishonin?

¿Cuántos de nosotros nos quedamos sin palabras cuando un amigo o pariente nos dice: “Tú eres budista. ¿En qué creen los budistas? Durante muchos años yo fui incapaz de decir algo más que lo elemental: “Nosotros oramos por la paz mundial y la felicidad individual”. Aquí les presento algunas adaptaciones de los escritos de Nichiren Daishonin que describen en qué tenemos fe.

“Yo puedo liberarme a mí mismo de los sufrimientos del nacimiento y la muerte que he soportado durante toda la eternidad y alcanzar la suprema iluminación en esta vida al despertar a y tener fe en la verdad mística que siempre ha existido dentro de mi vida”.

“Cantando Myojo-rengue-kyo con fe fuerte y total confianza en su poder me hará capaz de comprender la verdad mística dentro de mí”. (Sobre Alcanzar la Iluminación en esta Vida, PEND, 3).

“Shakyamuni… el Sutra de Loto… y yo, un mortal común, no somos de forma alguna diferentes ni estamos separados el uno del otro. De hecho, todo sin excepción es una manifestación de Myojo-rengue-kyo”. (La Herencia de la Ley Fundamental de la Vida, PEND, 216).

“Si mi mente es impura (controlada por los venenos de la avaricia, ira, ignorancia, miedo, odio), así es mi medio ambiente (físico, social, psicológico). Por el contrario, si mi mente es pura (con total confianza en la percepción de que myojo está dentro de mi vida), así será cada aspecto de mi mundo. En otras palabras, no hay dos tierras, pura e impura en sí mismas. La diferencia está únicamente en la bondad o la maldad en mi mente”. (Sobre Alcanzar la Iluminación en esta Vida, PEND, 4).

“Entre más fuerte sea mi fe, mayores serán las fuerzas protectoras del universo”.
“Las bendiciones que se ganan al practicar la Ley verdadera son tan grandiosas, que puedo cambiar mi karma en esta vida para que de un terrible sufrimiento futuro únicamente tenga que experimentar un sufrimiento relativamente menor. Fortaleciendo mi fe en el Sutra de Loto liberaré mi vida de causas negativas del pasado”. (Carta a los Hermanos, PEND, 497).

“Ninguna enfermedad puede ser un obstáculo para mi felicidad si creo en este mandala con todo mi corazón. Porque abrazo el daimoku del Sutra de Loto yo seré protegido por la Madre y sus Diez Hijas Demonio, disfrutaré la felicidad de Aizen y la buena fortuna de Bishamon”. (Respuesta a Kyo’o, PEND 412).

El presidente Ikeda escribió que nuestra fe es como una fuerza de la naturaleza y que entre mayor fuera nuestra convicción en que nuestras oraciones serán respondidas y más fuerte fuera nuestra fe, más poderosamente responderá el universo a nuestra oración. Lo que estamos poniendo sobre la mesa es el poder de nuestra práctica, o lo que es lo mismo, la fuerza de nuestro daimoku y la energía con la que trabajamos por el kosen-rufu, por la felicidad de toda la gente y la prosperidad de la sociedad. (11 de diciembre de 1998, World Tribune, p. 8). La intensa fuerza espiritual o determinación que conforma nuestra fuerte oración, se manifiesta en sí misma en el poder de la fe. Estos dos poderes activan los poderes del Buda y de la Ley, latentes en nuestra vida, para que actúen en nuestro beneficio. Sin embargo, la responsabilidad por los resultados, está en cada persona, no en ningún agente externo o dios budista.

La oración efectiva, honesta y sincera cambia algo en las profundidades del corazón humano. Mientras que ese cambio puede ser invisible, nunca queda confinado a un solo individuo ni a una sola comunidad. El mejoramiento significativo y la reforma de nuestras instituciones sociales empiezan con el cambio que se lleva a cabo en el corazón de un solo individuo. (Seikyo Times, mayo de 1995, p.14).
La fe fuerte es como alto voltaje. Si bien no podemos ver la electricidad ni la oración con la vista humana, la oración constante transformará nuestra vida y sus alrededores, así como la electricidad transformó nuestra sociedad.
Fe significa tener confianza en este terreno invisible. (Aprendiendo del Gosho, p. 90).


Que NO es fe – o cómo practicar duro y no cambiar nada.
Aunque cantemos Nam-myojo-rengue-kyo, si pensamos que la iluminación o el poder de cambiar nuestra vida están de alguna manera fuera de nosotros, no estamos abrazando las enseñanzas de Nichiren Daishonin sino alguna imitación barata. Nunca debemos buscar la felicidad y los beneficios fuera de nosotros. El conocer a fondo las enseñanzas budistas – aún horas y horas de orar con dedicación y de asistir a actividades – no nos liberarán de los mortales sufrimientos a menos que percibamos (sintamos, sepamos, conozcamos) la naturaleza de nuestra propia vida. Es por esta razón que ya enfatizamos la relación entre la fe y la percepción. Si buscamos la iluminación fuera de nosotros, cualquier disciplina o buena acción no tendrá sentido. “Lo que quiere decir es que nuestra práctica se convertirá en una interminable, penosa austeridad, a menos que percibamos la naturaleza de nuestra vida”. (Sobre el Logro de la Budeidad, Los Principales Escritos de Nichiren Daishonin, Vol. 1, p. 4).
Otro tropiezo mayor para lograr la iluminación y la verdadera revolución humana es desconectar nuestra práctica y nuestra fe de nuestros pensamientos, palabras y comportamiento.

Esto es lo que escribió Nichiren Daishonin:
Existen varios estados en la práctica de este sutra (así mismo existen varias formas de calumniarlo)… “Un estudioso enumera… ‘catorce acciones contra la Ley:
arrogancia hacia el budismo, negligencia en la práctica budista, juicio arbitrario y egoísta sobre las enseñanzas budistas, conocimiento superficial y “autocomplaciente”, apego a los deseos mundanos, falta de espíritu de búsqueda, falta de fe, censura, duda infundada; calumnia, desprecio por los creyentes budistas, odio hacia los creyentes, envidia a los creyentes y rencor hacia los creyentes. Las diez primeras son acciones contra la Ley y las cuatro últimas, contra aquellos que la abrazan”. (Los Principales Escritos de Nichiren Daishonin, Vol. 1, p. 313).
La carta “Preguntas y Respuestas sobre Abrazar el Sutra de Loto” nos previene explícitamente sobre los tres principales problemas en el sendero de la revolución humana: a) la falta de fe, b) la ira y la arrogancia y c) preocupación por la fama y la fortuna. La falta de fe es el problema básico que hace que una persona caiga en el estado de infierno. Por lo tanto, el Sutra establece, “Si una persona alberga dudas con respecto a este Sutra y falla en creer, caerá en los senderos del mal”. (“Preguntas y Respuestas sobre Abrazar el Sutra de Loto, WND, 60). “Ahora, si usted desea alcanzar la iluminación, solo tiene que disminuir los estandartes de su arrogancia, dejar de lado su sostén de ira, y dedicarse exclusivamente al único vehículo del Sutra de Loto. La fama y la fortuna son meras baratijas de su existencia presente, y la arrogancia y el prejuicio son ataduras que lo encadenarán en el futuro. Ah, ¡usted debería avergonzarse de ellos!. ¡También debería temerles!” (“Preguntas y Respuestas sobre Abrazar el Sutra de Loto, WND, 60).

¿Qué significa “falta de fe”?
Significa dudar, darse por vencido y no luchar contra las bajas de ánimo causadas por la desmoralización o desánimo. También significa prejuzgar los beneficios del Gojonzon o relacionar nuestra felicidad con la satisfacción momentánea de nuestras intransigencias. Aunque quisiéramos que las cosas se dieran conforme a nuestros deseos, algunas veces, esto no sucede. ¿Debemos abandonar la fe o disminuir nuestros esfuerzos en estos casos? Este sería un terrible error. Como le aconseja Nichiren Daishonin a Shijo Kingo:
“Es la naturaleza de la gente común el no saber que le depara el futuro... Usted tiene solamente sus dos feudos. Esta vida es como un sueño. Uno no puede estar seguro de que va a vivir mañana. Sin embargo, aunque usted se convirtiera en un pordiosero, nunca deshonre el Sutra de Loto. En todo caso, si esto se repitiera, no se traicione a sí mismo causándose esta aflicción... (“Una Advertencia sobre escatimar nuestro feudo”, WND, 824)
El Presidente Ikeda también nos ha hecho varias recomendaciones y advertencias sobre Cómo no debemos practicar. Por ejemplo, él dijo: “Si ustedes practican la fe y sin embargo tienen una actitud de estarse quejando con regularidad, destruirán su buena fortuna en proporción directa. La gente no respeta a las personas que están llenas de quejas. Tanto desde la perspectiva budista como de la mundana, ese comportamiento no corresponde a una persona sabia o valiosa” (Fe en acción, p. 11).
Él también dijo: “Mucha miseria humana proviene de la gente que se desespera de cosas que no se resuelven con desesperarse. No debemos preocuparnos de aquellas cosas que no se resuelven con nuestra preocupación. Lo importante es construir un palacio de alegría en nuestro corazón, que nada pueda perturbar, un estado de vida como el claro cielo azul que está por arriba de la tormenta” (Fe en acción, p. 134)
El siguiente es un ejemplo que ilustra lo que dice el Presidente Ikeda. Montar a caballo no siempre es una experiencia tranquila y fácil. Se requiere de práctica y habilidad para aprender como movernos con el animal y absorber los inevitables brincos para que estos se amortigüen con las piernas y no con la cadera y la columna. No tiene ningún sentido quejarnos de que el caballo se mueve como se le da la gana. Como se mantengan en la montura es lo que determina la comodidad con que cabalguen. Igual sucede con un barco en una tormenta, se mueve, se zarandea y se ladea... y ustedes también. Molestarse por el constante movimiento del barco es inútil. Así son los viajes en barco. Sabiduría significa aprender a caminar en ritmo con el océano.
Una vez que nuestras oraciones han sido emitidas al universo y nuestra acción poderosa y adecuada ha empezado, no nos obsesionemos por los resultados (inmediatos). Manténganse avanzando alegremente hasta tener éxito. Dejar a un lado la impaciencia y el miedo es un paso esencial hacia nuestra felicidad. Esto es también de lo que se trata la verdadera fe. Ya que nuestros pensamientos, palabras y acciones alterarán, y de hecho ya lo hicieron, el curso de los eventos, podemos avanzar y ser felices sin importar qué suceda. Desarrollar una confianza tan profunda en los cuatro poderes (del Buda, de la Ley, de la fe y de la práctica) es una parte muy importante para deshacernos de ese deseo insano e improductivo de querer controlar el microcosmos que es el mundo que nos rodea. Creo que esto es lo que Nichiren le dijo a Sairen-bo cuando escribió:
“Tome la decisión de extraer el inmenso poder de su fe e invoque Nam-myojo-rengue-kyo con la oración de que su fe sea firme y correcta en el momento de su muerte. Jamás busque otra forma de heredar la Ley suprema de la vida.
Entonces podrá comprender que los deseos mundanos son la iluminación y que los sufrimientos de la vida y la muerte son el nirvana. Sin la savia vital de la fe, sería inútil abrazar el Sutra de Loto. (La Herencia de la Ley Suprema de la Vida”, LPEND, Vol. 1, p. 25)
Efectivamente, enfrentar la muerte sin temor ni ira, sobrellevar una enfermedad o algún infortunio y mantener una actitud saludable y feliz requiere de una fe fuerte. Aquí les presento un extracto de una carta escrita a Shijo Kingo:
“Jamás permita que las dificultades de la vida lo perturben. Después de todo, nadie puede escapar de los problemas, ni siquiera los sabios y venerables. Tan solo invoque Nam-myojo-rengue-kyo y cuando beba sake, quédese en su casa junto a su mujer. Sufra lo que tenga que sufrir, goce lo que tenga que gozar. Considere el sufrimiento y la alegría como hechos de la vida y continúe invocando Nam-myojo-rengue-kyo, pase lo que pase. ¿No sería esto experimentar la ilimitada alegría que proviene de la Ley? Fortalezca su fe más y más.” (“Felicidad en este mundo”, LPEND, Vol. 1, p. 165-166).

Nichiren Daishonin vivía contento a pesar de las dificultades que tuvo que pasar. Cuando las cosas iban bien, él alentaba a sus discípulos; y cuando las cosas se ponían muy mal, hacía exactamente lo mismo. Aún cuando estaba en el exilio o con persecuciones que amenazaban su vida, él se consideraba a sí mismo el hombre más rico y feliz de todo el Japón y continuaba trabajando incansablemente por la felicidad de los demás. Así era su fe.
Nuestra fe le da color a nuestra percepción – a la forma en que vemos el mundo. Fortaleciendo nuestra fe desarrollamos los ojos del Buda para ver el mundo como en realidad es. Conforme fortalecemos nuestra fe manifestamos la vida y el comportamiento del Buda.



Traducción de artículo publicado en la revista Living Buddhism (publicación mensual de la SGI-USA) de octubre de 2000.

jueves, 12 de febrero de 2009

Hon Nin Myo


Todas las escuelas budistas apuntan al principio de causa y efecto como motor de la vida; todos los fenómenos que forman la realidad son sucesiones de causas y sus efectos.

Sin embargo, algunas escuelas se centran más en la observación del instante presente como efecto del pasado y, mirando hacia atrás, analizan cuándo y cómo se formaron las causas de nuestra situación actual. A estas escuelas se las denomina “del verdadero efecto” (hon ga myo).

La enseñanza de Nichiren Daishonin se llama “de la verdadera causa” (hon nin myo) porque considera que el ahora es causa del futuro y por ello, más que centrase en los efectos, busca crear nuevas y positivas causas ‘a partir de ahora’.

Tener una perspectiva que apunta al pasado (de “verdadero efecto”) o tener que mira al futuro (de “verdadera causa”) cambia el modo en que entendemos la vida y se refleja en la actitud que tenemos , seamos o no practicantes budistas. Si nuestro punto de partida es el del “verdadero efecto”, entenderemos nuestra felicidad únicamente como un resultado de causas pasadas. Cuando el pasado pesa más que el presente puede provocar que hipotequemos nuestro futuro, que nos comportemos pasivamente y con resignación, como si todo estuviese ya decidido. Sin embargo, la perspectiva de “verdadera causa” afirma que la causa para construir nuestra felicidad está aquí, en el presente. Es decir, sin importar las causas pasadas, es sólo ahora, en el presente, donde podemos actuar y crear las “verdaderas causas” con que construir nuestra felicidad.
Esta forma de entender la vida nos llena de esperanza y nos empuja a crear un mejor futuro a partir de cada momento del quehacer diario.

“El pasado es el pasado y el futuro es el futuro. Ustedes deben mantenerse avanzando con los ojos puestos en el futuro, diciéndose, ‘¡Comenzaré desde ahora!” ‘¡Comenzaré de nuevo ahora, desde este momento!”
Esta es la esencia del budismo de la Verdadera Causa de Nichiren Daishonin, el espíritu de comenzar desde el momento presente. Este es el corazón de nuestro daimoku”
Daisaku Ikeda. World Tibune, 1 de noviembre de 1996, pág. 11