Todas las escuelas budistas apuntan al principio de causa y efecto como motor de la vida; todos los fenómenos que forman la realidad son sucesiones de causas y sus efectos.
Sin embargo, algunas escuelas se centran más en la observación del instante presente como efecto del pasado y, mirando hacia atrás, analizan cuándo y cómo se formaron las causas de nuestra situación actual. A estas escuelas se las denomina “del verdadero efecto” (hon ga myo).
La enseñanza de Nichiren Daishonin se llama “de la verdadera causa” (hon nin myo) porque considera que el ahora es causa del futuro y por ello, más que centrase en los efectos, busca crear nuevas y positivas causas ‘a partir de ahora’.
Tener una perspectiva que apunta al pasado (de “verdadero efecto”) o tener que mira al futuro (de “verdadera causa”) cambia el modo en que entendemos la vida y se refleja en la actitud que tenemos , seamos o no practicantes budistas. Si nuestro punto de partida es el del “verdadero efecto”, entenderemos nuestra felicidad únicamente como un resultado de causas pasadas. Cuando el pasado pesa más que el presente puede provocar que hipotequemos nuestro futuro, que nos comportemos pasivamente y con resignación, como si todo estuviese ya decidido. Sin embargo, la perspectiva de “verdadera causa” afirma que la causa para construir nuestra felicidad está aquí, en el presente. Es decir, sin importar las causas pasadas, es sólo ahora, en el presente, donde podemos actuar y crear las “verdaderas causas” con que construir nuestra felicidad.
Esta forma de entender la vida nos llena de esperanza y nos empuja a crear un mejor futuro a partir de cada momento del quehacer diario.
“El pasado es el pasado y el futuro es el futuro. Ustedes deben mantenerse avanzando con los ojos puestos en el futuro, diciéndose, ‘¡Comenzaré desde ahora!” ‘¡Comenzaré de nuevo ahora, desde este momento!”
Esta es la esencia del budismo de la Verdadera Causa de Nichiren Daishonin, el espíritu de comenzar desde el momento presente. Este es el corazón de nuestro daimoku”